jueves, 24 de octubre de 2013

Importancia de la ganadería en la crisis medioambiental


Fabián Cruz Uribe
Docente F.M.V. – U.A.N.




Aunque el sector ganadero viene desempeñando un papel creciente en la economía agrícola en el mundo,  no se puede desconocer que su actividad ha aumentado la presión sobre varios ecosistemas y ha contribuido a muchos de los problemas medioambientales.

El cambio climático y el calentamiento global son temas abordados hoy por el común de la gente ante el evidente deterioro medio ambiental y sus consecuencias catastróficas. Para nadie es un secreto que los ciclos invierno-verano se han visto alterados y han perdido su regularidad. Es así como se puede observar que en los campos y en las grandes urbes con frecuencia se padece por falta de agua, o, por el contrario, se sufre por los rigores del invierno. El agua se torna en un recurso limitante en la producción y para la vida, en medio de la paradoja de vivir en un planeta compuesto por 3/4 partes de agua. Cerca de 1200 millones de personas en el mundo carecen de agua potable, y casi 3000 millones no tienen agua para bañarse o asearse, debido a que el 97,5 por ciento del agua total que alberga la Tierra es agua salada (Unesco, 2006).

Por otra parte, la degradación de los suelos, lejos de decrecer, avanza a un ritmo de 20 millones de hectáreas al año. Procesos como la desertización, afectan ya al 25 por ciento de la superficie del planeta, habitada por el 15 por ciento de la población mundial. El 73 por ciento de las zonas áridas de África están seriamente dañadas, y el 25 por ciento de América Latina se ha deteriorado (Fao, 2006; Unesco, 1992). Sólo en los últimos 100 años, el planeta ha perdido casi la mitad de su superficie forestal, y los procesos de degradación de las tierras altas en las cordilleras, han afectado seriamente la regulación del agua desde ellas hacia los ríos, a causa de la presión poblacional y agropecuaria.  

Presión sobre los recursos naturales

La utilización de productos químicos para combatir insectos, plagas y malezas, así como el uso indiscriminado de fertilizantes aumentaron la productividad agrícola, pero como advirtió la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo desde 1988, su exceso está amenazando la salud humana y la vida de las demás especies, haciendo referencia especifica a que alrededor de 400 mil personas por año sufrían gravemente los efectos de los pesticidas, provocando desde malformaciones congénitas hasta cáncer, y de ellas, unas 10 mil morían principalmente en países en desarrollo. Esas cifras han crecido desde entonces y actualmente la Unesco reporta que resultan gravemente envenenadas cada año entre 3,5 y 5 millones de personas.

Toda esta presión sobre los recursos naturales es impulsada desde los países desarrollados, quienes con una cuarta parte de la población mundial, consumen  en promedio cerca del 70 por ciento de los recursos de la Tierra, generando las dos terceras partes de las emisiones de dióxido de carbono, uno de los gases responsables del calentamiento global, y produciendo el 95 por ciento de los residuos radiactivos del mundo desde sus centrales nucleares. Sin embargo, ¿la ganadería tiene alguna responsabilidad u obligación frente a esta crisis medioambiental?

Como se ve, la industrialización y el crecimiento demográfico han roto el delicado equilibrio medioambiental de la Tierra. En el marco del llamado Foro de Río, los expertos precisaron que la actual población necesitaría de los recursos de tres planetas tierra, para que todos alcanzáramos un nivel de consumo semejante al de los países desarrollados. En otras palabras, al parecer hemos superado ya la capacidad de carga del planeta (es decir, el terreno productivo disponible para satisfacer las necesidades de cada uno de los más de 6 mil millones de habitantes del planeta). Tal como lo afirmara Alexander Müller, de la Fao, “la degradación medioambiental puede amenazar la productividad agrícola y la seguridad alimentaria mundial”.

Se espera que la producción mundial de carne pase de 229 millones de toneladas en 2001 a 465 millones de toneladas en el 2050.

Sin embargo, las proyecciones indican que la población mundial continuará aumentando en el futuro. Si se espera reducir la cifra de los casi 900 millones de personas que son hoy víctimas del hambre, se debe incrementar la producción agropecuaria junto con una mejor distribución de alimentos. En ese sentido, se espera que la producción mundial de carne pase de 229 millones de toneladas en 2001 a 465 millones de toneladas en el 2050. Algo similar se espera que ocurra con la producción lechera, pues se estima pasará a su vez de 580 a más de 1000 millones de toneladas, la mayor parte generada en sistemas de explotación intensiva en países como China, India y Brasil (Schlecht, 2008). Cifras importantes, que muestran las claras posibilidades de crecimiento económico que puede tener el sector ganadero en Colombia si mejora su eficiencia. (Bélgica produce un poco más de carne bovina por año que nuestro país en un área correspondiente  al 4 por ciento del territorio colombiano).

Y aunque el sector ganadero viene teniendo un papel creciente en la economía agrícola mundial, proporcionando empleo e ingresos para casi 1000 millones de personas, no se puede desconocer que su actividad ha aumentado la presión sobre muchos ecosistemas, y ha contribuido a muchos de los problemas medioambientales en el mundo.  Entre otros, se sabe que la ganadería produce al menos el 9 por ciento del total de las emisiones de dióxido de carbono, y el 37 por ciento de las emisiones de metano, gases que incrementan el efecto invernadero.


La deforestación ocasionada por actividades relacionadas con la agricultura y la ganadería provocó que -entre 1990 y 2000- los países tropicales perdieran cerca del 10 por ciento de sus áreas de bosques. Además, su actividad consume directamente cerca del 8 por ciento del total mundial de agua, contribuyendo al agotamiento de los recursos hídricos (Schlecht, 2008).

 La deforestación ocasionada por actividades relacionadas con la agricultura y ganadería provocó que -entre 1990 y 2000- los países tropicales perdieran cerca del 10 por ciento de sus áreas de bosques.

Alternativas al problema

En ese sentido, el desarrollo de sistemas productivos eficientes y apropiados a las condiciones medioambientales se hace inaplazable. La investigación y la búsqueda de alternativas que reviertan la rápida degradación de los ecosistemas de los cuales obtenemos recursos y beneficios (madera, agua, alimento, minerales, entre otros) se hacen prioritarias. Y aunque los países hoy miran su futuro con base en la generación de productos exportables y la importación de otros más, no es posible concebir un escenario con prosperidad donde los recursos agua, suelo y aire estén ausentes o deteriorados.

Por tanto, no sólo es necesario considerar hoy la sostenibilidad económica de un proyecto sino que es preciso también tener en cuenta el componente medio ambiental, regido bajo dos principios fundamentales en la formulación de cualquier proceso productivo:

Las tasas de recolección, cosecha o aprovechamiento no superarán a las de regeneración del sistema. Y las tasas de emisión de residuos serán inferiores a las capacidades de asimilación de los ecosistemas (Daly,1997).

Una cuarta parte de la población mundial consume en promedio cerca del 70% de los recursos de la Tierra, generando las dos terceras partes de las emisiones de dióxido de carbono, uno de los gases responsables del calentamiento global.

No sólo los nuevos retos medioambientales, sino los cambios en los hábitos, por parte de un consumidor mejor informado, obligan a pensar en nuevas alternativas en la producción pecuaria, así como también en estrategias que promuevan el bienestar y la salud animal. Hoy, cada vez es más creciente el número de consumidores dispuestos a pagar un mayor precio, si obtienen un alimento producido de forma amigable con el medio ambiente, y libre de residuos de pesticidas, y antiobióticos, e incluso consideran si durante la crianza, los animales no fueron sometidos a condiciones de manejo cruel. Como se sabe, es el consumo el elemento encargado de halar la producción, y los métodos de producción están sufriendo un nuevo ajuste mundial ante estos nuevos retos. Esto ha provocado, entre otras causas, que sea indispensable el incentivar la agrobiodiversidad, y hacer uso de la agroecología, y la producción animal orgánica como alternativas ambientales sustentables.

  Hoy, cada vez es más creciente el número de consumidores dispuestos a pagar un mayor precio, si obtienen un alimento producido de forma amigable con el medio ambiente, y libre de residuos de pesticidas, y antiobióticos

Las estadísticas muestran cómo el consumo de productos orgánicos certificados (es decir, aquellos que no son organismos genéticamente modificados, ni que han recibido tratamientos con antibióticos, hormonas, fertilizantes, agroquímicos o plaguicidas) en países como Alemania y Estados Unidos fue, según la FAO, superior a 10.000 millones de dólares en el año 2000. Y en los últimos siete años la superficie de granjas certificadas en el mundo ha aumentado en 600 por ciento. Como dato curioso estos países son productores de insumos agroquímicos, pero a su vez, son los de mayor crecimiento en el consumo de productos orgánicos.

Es innegable que la ganadería ha contribuido en la degradación ambiental en procesos como la liberación de metano a la atmósfera, degradación de suelos por procesos de deforestación y sobrepastoreo, contaminación de aguas con productos químicos y de aire con las quemas, entre otros. Y a pesar de que el problema medioambiental es complejo, y sus efectos pueden ser vistos y analizados desde diferentes ángulos, la ganadería puede dejar de ser vista como un agente nocivo al medio, en la medida que desarrolle procesos productivos sustentables y eficientes, y que los métodos educativos alcancen también a pequeños y medianos productores.

Bibliografía

BYBEE, R. W. (1991). Planet Earth in crisis: how should science educators respond? The American Biology Teacher, 53 (3), 146-153.

DALY, H. (1997) Steady-State Economics (Washington D.C., Island Press).

DELIBES, M. y DELIBES DE CASTRO, M. (2005). La Tierra herida. ¿Qué mundo heredarán nuestros hijos? Barcelona: Destino.

FAO. Statistics. Faostat. (2008). http://www.fao.org/corp/statistics/en

FAO. Publications. (2008). http://www.fao.org/corp/publications/en

SCHLECHT, E. Animal Husbandry and Sustainable Land Use Notes. Deparment of Animal Husbandry in the tropics and Suptropics. Kassel University. Germany. 2008.

UNESCO. 2º Informe de las Naciones Unidas sobre los recursos hídricos en el mundo. “El agua una responsabilidad compartida”. Marzo 2006. http://www.unesco.org/water/wwap/wwdr/wwdr2/table_contents_es.shtml

UNESCO. Cuarta conferencia para combatir la desertización. Rio de Janeiro. Junio 1992.

VILCHES, A. y GIL, D. (2003). Construyamos un futuro sostenible. Diálogos de supervivencia. Madrid: Cambridge University Presss.

VILCHES, A., GIL PÉREZ, D., TOSCANO, J.C. y MACÍAS, O. (2006). «Agotamiento y destrucción de los recursos naturales» [artículo en línea]. OEI. http://www.oei.es/decada/accion23.htm

VILCHES, A., GIL PÉREZ, D., TOSCANO, J.C. y MACÍAS, O. (2006). «Nueva cultura del agua» [artículo en línea]. OEI. http://www.oei.es/decada/accion06.htm


viernes, 18 de octubre de 2013

Establecimiento de una pradera en condiciones tropicales



Raúl Rojas Cortés
Zootecnista U.N.
Gerente Técnico de Forrajes.
Compañía Agroindustrial de Semillas.

Para lograr óptimas praderas no solo es importante tener en cuenta sembrar una semilla de buena calidad y contar con un buen suelo sino que, además, se debe realizar un buen manejo de los forrajes y darle al suelo un uso apropiado.

La ganadería en Colombia es cada día menos rentable debido al aumento en los precios de los insumos como: concentrados, semillas, sales, fertilizantes, drogas, entre otros, razón por la que se deben optimizar los recursos y enfocar todos los esfuerzos en la producción eficiente de forraje, no sólo pensando en obtener cantidad sino también calidad, ya que de este depende la productividad de los bovinos (herbívoros). Además, el forraje es el alimento más económico que se le puede brindar al ganado.

El forraje verde constituye entre el 80 y 90 por ciento del consumo de alimento de los bovinos -animales rumiantes (herbívoros)- e independientemente si su producción es de carne o leche dependen directamente de la asimilación efectiva que hagan de los nutrientes provenientes del pasto. Por eso hay que olvidarse de que el forraje proviene de la naturaleza de manera gratuita. Hoy se deben manejar los forrajes como un cultivo, con el fin de tener excelentes praderas y mejorar la eficiencia en la ganadería.

Para lograr óptimas praderas es importante tener en cuenta que no solo basta con sembrar una semilla de buena calidad y contar con un buen suelo sino que además se debe realizar un buen manejo de los forrajes y darle al suelo un uso apropiado. Infortunadamente, el manejo del suelo no ha sido el mejor, pues se ha venido deteriorando poco a poco por el uso de prácticas inadecuadas como la aplicación indiscriminada de plaguicidas y fertilizantes y el manejo inapropiado del riego y del laboreo; trayendo como resultado problemas de erosión, compactación y contaminación.

Por otro lado, la deforestación y el uso irracional del agua afectan la productividad ganadera, ya que cuando llega la temporada de verano perjudica no sólo la producción de forraje, sino también a los animales.
Por lo anterior, es importante que nos esforcemos no sólo en hacer uso eficiente y racional de nuestros recursos, sino que logremos conservarlos para nuestras futuras generaciones.
El uso de la quema y la deforestación genera desequilibrio en el suelo

Relación suelo, planta, animal 

El sistema productivo ganadero tiene tres componentes fundamentales entre los que existe una estrecha relación: el suelo, la planta y el animal, razón por la que no se pueden analizar de manera individual puesto que su interacción permite lograr la eficiencia de este sistema. 

  • Suelo: da soporte mecánico a la planta, soporte al animal, aporta nutrientes (por lo que debe tener buenas propiedades físicas, químicas y biológicas) y posee un reciclaje de nutrientes (microorganismos).

  • Forrajes: brinda nutrientes al animal, identifica deficiencias o exceso en el suelo, aporta materia orgánica (reciclaje) y es hábitat de microorganismos.

  • Animal: transforma nutrientes en leche o carne, manifiesta deficiencias en forrajes, genera compactación y erosión y aporta sustancias de reciclaje.


En esta relación el suelo es la base o elemento primordial, pues no sirve usar una buena semilla y lograr un buen establecimiento de una pradera si el suelo no tiene buenas condiciones físicas y no logra soportar el agresivo arranque que ejerce el animal (vaca, toro, novillo, entre otros) sobre el pasto cada vez que toma un bocado de comida.

Además, dentro de este sistema productivo el suelo tiene un aporte importante de nutrientes provenientes de la materia orgánica, al convertirse en hábitat de infinidad de microorganismos que degradan la materia orgánica y ponen a disposición sus nutrientes para las plantas. Infortunadamente, en la medida que se usa la práctica de deforestación y quemas como método de establecimiento, se está acabando con una gran población de microorganismos siendo afectados en mayor proporción los benéficos, más que los no deseados; trayendo como consecuencia un desequilibrio dentro del suelo y afectando la productividad de las praderas.

Por lo anterior, es necesario un conocimiento del suelo ganadero de cada zona de la finca con el objetivo de tener mayor eficiencia en la producción forrajera. Para lograrlo, es necesario estudiar las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, con base en un análisis del mismo.

Agua en el suelo

Las propiedades físicas, tienen gran importancia, ya que éstas van a determinar qué tipo de maquinaria se va a utilizar en la preparación del suelo para la siembra y durante la etapa de producción; mientras que las químicas van a indicar cómo fertilizarlo. Hay que tener en cuenta que el suelo es un conglomerado de partículas que no están completamente unidas, sino que tienen unos espacios porosos por donde circulan el agua, el aire, los nutrientes y penetran las raíces de los forrajes. Por esta razón es importante resaltar que si no se realiza una adecuada construcción del suelo para las plantas (forrajes), éstas no van a desarrollarse adecuadamente afectando la vida útil del pasto.

Propiedades físicas del suelo

Dentro de estas tenemos: textura, estructura, densidad aparente, porosidad, consistencia, color, agua (capacidad de infiltración y de retención) y aire. Estas propiedades determinan a su vez la compactación, porosidad, facilidad de laboreo, facilidad de establecimiento (germinación y emergencia), índice de penetración de raíces, aire y agua en el suelo (capacidad de infiltración), susceptibilidad a la erosión, disponibilidad de los nutrientes (estrecha relación con las propiedades químicas), indicando cómo se deben preparar y manejar los suelos.

De las propiedades físicas, la resistencia a la penetración de las raíces es un parámetro muy importante en la producción de forrajes que mide el grado de compactación del suelo; y se debe determinar ya que si las raíces no pueden penetrar para desarrollarse y tomar agua y nutrientes, la producción de forraje será limitada. Para cuantificar este parámetro se puede usar un penetrómetro, que consiste en una barra cilíndrica de acero que en su extremo tiene una punta que se inserta en el suelo; dependiendo de la fuerza que se aplica en el otro extremo permite medir en unidades de presión (como megapascal MPa,) la fuerza necesaria para penetrar en profundidad (cada 5 cm.).

Penetrómetro


Muestra para determinar densidad aparente

Otro parámetro que determina el grado de compactación es la densidad aparente, la cual se puede medir en laboratorio con una muestra de suelos, pues no es fácil que en todas las fincas exista un penetrómetro. Para esto se necesita tomar una muestra sin alterar las condiciones reales del suelo solicitando al asesor técnico o al laboratorio el procedimiento para tomar la muestra y así garantizar los resultados.

El agua y el aire en el suelo es otro de los parámetros importantes dentro de las propiedades físicas. Las precipitaciones, el riego, el drenaje y el laboreo son los principales factores que rigen la participación de los espacios porosos que se llenan de agua y aire. El mantenimiento de la aireación correcta es más difícil en los suelos arcillosos que en los arenosos. 

Para mantener las condiciones de aireación y evitar la compactación existen equipos como los arados de cincel vibratorio o rígido y el subsolador que se utilizan en el momento de la siembra; y el renovador de praderas que se puede usar tanto en la siembra como en la pradera ya establecida. Así, se evita preparar el suelo con arados de disco o de vertedera que invierten las capas del suelo, enviando a capas profundas la primera capa que es la de materia orgánica que se ha demorado cientos de años en formarse y que necesita de condiciones como luz, oxígeno y temperatura para convertirse en suelo verdadero con la ayuda de los microorganismos.

Arados de Cincel:
 Vibratorio
 Rígido

Arados de disco

La mayoría de las fincas ganaderas tienen problemas de compactación, esto se hace evidente al observar que el sistema radicular de algunas gramíneas es muy pobre y no puede penetrar las primeras capas del suelo, creciendo de manera horizontal, afectando la producción de forraje y el anclaje de las plantas repercutiendo en la vida útil del pasto. Por esta razón, se debe implementar el uso de arado de cincel o subsolador y de renovador de praderas en las fincas ganaderas, buscando una buena asesoría en el manejo de estos equipos, para así poder realizar una labor eficiente, pues el mal uso de éstos va a generar más problemas o, simplemente, no se va a lograr el efecto deseado.


Compactación en el suelo: Raíces pequeñas y con crecimiento horizontal

Propiedades químicas del suelo

Dentro de estas tenemos la capacidad de intercambio catiónico, pH, conductividad eléctrica, disponibilidad de nutrientes, propiedades biológicas: materia orgánica y microorganismos del suelo.
Estas propiedades también son parte fundamental en el establecimiento y desarrollo de los forrajes, por esta razón hay que realizar un análisis de suelos con el fin de establecer los parámetros y el nivel de los diferentes nutrientes en el mismo para así determinar los fertilizantes y enmiendas que se necesitan para mejorar la productividad de los forrajes.

Para concluir esta primera parte se debe tomar conciencia que el conocimiento del suelo es fundamental en la producción forrajera y con una mayor relevancia el de las propiedades físicas. Infortunadamente, a estas no se les ha prestado la importancia necesaria trayendo como consecuencia problemas tanto en la siembra como en praderas ya establecidas. Por tal motivo, es importante encaminar todos los esfuerzos al conocimiento y manejo de las propiedades físicas del suelo y especialmente a los parámetros relacionados con la compactación, ya que esta es la principal causa de la baja producción y poca duración de los forrajes.

Protocolo para el establecimiento de una pradera

Antes de hablar de los diferentes pasos para el establecimiento es importante tener en cuenta que la mejor época para esta actividad es al comienzo de las lluvias, puesto que las plantas en sus etapas iniciales son muy susceptibles a la falta o al exceso de humedad y para lograr el éxito en el establecimiento se debe contar con humedad constante (no exceso ni deficiencia) durante los primeros 45 días. Para esto hay que tener aguas lluvias ya que con solo riego es muy difícil y costoso lograr un óptimo resultado.
El protocolo consta de los siguientes pasos:

1. Medir e identificar los potreros y tener registro individual de estos.
2. Realizar un análisis de suelos.
3. Control de arvenses o malezas al comienzo del establecimiento.
4. Realizar trabajo físico del suelo, con arado de cincel, subsolador o renovador de praderas (labranza vertical).
5. Incorporar enmiendas y terminar de preparar el terreno.
6. Regar la semilla y taparla (profundidad máxima 2 cm.).
7. Aplicación de fertilizantes.
8. Control de plagas


viernes, 4 de octubre de 2013

Manejo ecológico de residuos orgánicos y su aplicación en la fertilización de pasturas




Martha Carolina Vargas Sarmiento
Microbióloga. Magíster en Ciencias, Microbiología.

Los métodos de producción orgánica aplicados a pastizales favorecen el mantenimiento de los ecosistemas, incrementan el valor de las pasturas, aseguran la generación de ingresos y promueven el bienestar animal (FAO, 2007).

La utilización de residuos orgánicos compostados o lombricompostados en la fertilización de pasturas para la alimentación de animales es una práctica que -sumada a otras propias de la agricultura orgánica- permite el aprovechamiento de estos residuos (ciclaje de nutrientes), contribuye con el mejoramiento y la conservación de los suelos, incrementa la calidad nutricional y seguridad de las pasturas y a su vez, reduce la emisión de gases de efecto invernadero.

Fertilización orgánica

No toda la fertilización aplicada al suelo es aprovechada por las plantas, sólo una pequeña fracción es asimilada y extraída con la biomasa vegetal durante la remoción de la cosecha o el consumo por el ganado. En el caso del nitrógeno, las pérdidas pueden ser superiores al 50 por ciento (por volatilización, desnitrificación, fijación a las arcillas y lixiviación en forma de nitratos); el fósforo se puede fijar o inmovilizar al reaccionar con los componentes del suelo y así solo el 30 por ciento es aprovechable y las pérdidas de potasio son variables debido, principalmente, a la fijación laminar a las arcillas. Todos estos procesos llevan a la contaminación de fuentes de agua, a la destrucción de ecosistemas acuáticos por eutrofización y a la destrucción de la capa de ozono por la liberación de gases como el óxido nitroso (N2O).
El uso de fertilizantes de liberación controlada o lenta puede equilibrar el mantenimiento de una elevada productividad con el manejo sostenible del recurso suelo, ya que estos liberan nutrientes gradualmente a la solución del suelo permitiendo aumentar la eficacia de la fertilización, simplificar la dosificación, prolongar su acción en el tiempo y reducir su impacto sobre el ecosistema al evitar las pérdidas por degradación, volatilización o lixiviación. Entre los productos naturales que se comportan y pueden ser utilizados como fertilizantes de liberación lenta se encuentran compuestos inorgánicos (minerales de fosfato, potasio, calcio, magnesio, entre otros) y orgánicos (estiércoles, residuos de cosecha, turbas, acolchados, compost, lombricompost).

Fertilizantes o abonos orgánicos

Los productos que aportan nutrientes al suelo y son de naturaleza orgánica se denominan fertilizantes orgánicos. Son aquellos que incluyen materiales de origen animal y vegetal en diferentes estados de descomposición que se adicionan al suelo para abastecer a las plantas de materia orgánica como fuente de nutrientes y mejorador de las propiedades físicas del suelo (Prasad & Power, 1997). La materia orgánica del suelo está compuesta de restos orgánicos que son partes de la biomasa de plantas, animales o microorganismos en varios estados de descomposición y por el humus el cual es una mezcla de sustancias que tienen alta resistencia al ataque de los microorganismos y su composición es diferente a la de cualquier sustancia animal o vegetal. El humus hace parte de la fase sólida del suelo y participa en la formación y estabilización de los agregados, en el control de la acidez, en la descontaminación del suelo y en la fertilidad.
Los fertilizantes orgánicos provienen de materiales de origen animal o vegetal en diferentes estados de descomposición que mejoran las propiedades físicas del suelo.

La aplicación directa de residuos agrícolas como fertilizantes orgánicos y acondicionadores del suelo, así como la adición de estiércoles y orina que contienen nutrientes como el nitrógeno, el fósforo y el potasio, aportan materia orgánica esencial para el mantenimiento de la estructura y la fertilidad del suelo. Sin embargo, debido a los problemas asociados a la acumulación y lixiviación de los excesos de nutrientes por la adición directa de estos residuos al suelo, se hace necesario implementar tecnologías que permiten la transformación de los mismos disminuyendo la pérdida de nutrientes y el impacto ambiental y aumentando la eficacia de su aplicación. Entre estas tecnologías se encuentran el compostaje y el lombricompostaje.


La utilización de residuos orgánicos como fuente de materia orgánica y de nutrientes hace parte del manejo biológico de la fertilidad del suelo

Compostaje de residuos orgánicos

El compostaje se define como la descomposición biológica y estabilización de sustratos orgánicos bajo condiciones que permiten el desarrollo de altas temperaturas (aproximadamente 75 a 80 °C) como resultado de la actividad biológica, obteniendo un producto estable, libre de patógenos y semillas de plantas y que puede ser aplicado para el mejoramiento del suelo (Haug, 1993). Esta conversión la realizan bacterias, hongos y actinomicetos que se encuentran presentes como habitantes normales del suelo y que colonizan rápidamente los residuos orgánicos para iniciar su descomposición. Los materiales que comúnmente son compostados son residuos sólidos domiciliarios, agroindustriales, de cosecha, y estiércoles animales.
Los microorganismos que proceden tanto del suelo como del agua o de la propia materia orgánica utilizada necesitan de la presencia de sustratos y condiciones específicas para llevar a cabo la descomposición:

-          Materia orgánica: de la cual se alimentan, y en la que se deben mezclar celulosa (paja, cortezas, aserrín), azúcares (vegetales verdes) y nitrógeno (estiércoles frescos, leguminosas). El desmenuzamiento de esta materia posibilita que los microorganismos actúen de forma más rápida.

-          Oxígeno: es fundamental para que no se produzca putrefacción y malos olores, por eso hay que favorecer que el aire penetre fácilmente.

-          Agua: tiene que estar presente en todo momento, pero sin llegar a la inundación, un bajo contenido de agua detiene el proceso porque los microorganismos la necesitan para seguir actuando y demasiada llegaría a producir la putrefacción.

-          Temperatura adecuada: es necesario proteger la mezcla del calor excesivo y también de la lluvia.

-          pH adecuado: el ideal es cercano a la neutralidad (pH 7), pero un rango de pH de 5 a 8 es aceptable (Echeverri & Chalarca, 2006).

Los sistemas de compostaje son muy variados, pero los más comunes son aquellos realizados en pilas de mezclas de residuos vegetales y estiércoles que se preparan al aire libre y a los cuales se les controla la aireación y la temperatura mediante el volteo mecánico de la pila. El tiempo de compostaje varía de acuerdo con las características de los materiales orgánicos, a la frecuencia de volteo y a las condiciones ambientales.


Lombricompostaje de residuos orgánicos

Lombriz roja californiana utilizada para el compostaje
Cultivo de lombriz roja californiana (Eisenia fetida) en estiércol bovino y residuos vegetales.(Tomada por Fabio Cruz P.)  

La lombricultura es el cultivo de lombrices de tierra (anélidos) nativas o foráneas adaptadas a vivir en altas densidades dentro del mismo espacio y bajo condiciones ambientales controladas por el ser humano. Esta tecnología puede ser empleada para el desarrollo de sistemas integrados y compatibles en la producción animal y agrícola en los que la lombriz se utiliza para la transformación (lombricompostaje) de sustancias orgánicas residuales en deyecciones conocidas como humus de lombriz o lombricompost, que constituye un fertilizante orgánico rico en macro y micronutrientes de fácil absorción, que favorece el desarrollo y crecimiento vegetal y aumenta la producción de biomasa en cultivos agrícolas.
La especie más utilizada en los sistemas de lombricompostaje es la Eisenia fetida o lombriz roja californiana, aunque también existen otras especies capaces de descomponer efectivamente cualquier tipo y cantidad de residuos orgánicos. Esta especie se prefiere debido a su longevidad, prolificidad, baja selectividad en el consumo de alimentos, riqueza nutricional de sus deyecciones, adaptación al cautiverio y a la convivencia en altas densidades de población. Existen varias técnicas de cría de lombrices que van desde las que se realizan al aire libre en pilas de desechos orgánicos, en cajones pequeños, hasta la producción industrial que se lleva a cabo en fosas, lechos o camas.  

Fertilización orgánica y ciclaje de nutrientes en pastizales

El pisoteo, la defoliación y el retorno de nutrientes por la deposición de residuos animales se pueden considerar en términos generales como los principales efectos causados en el ecosistema de pastizales por el pastoreo. En cuanto al reciclaje de nutrientes, se refiere, son evidentes los efectos en la transferencia de nutrientes vegetales en los potreros debido a los productos excretados por los animales. La mayor parte de estos nutrientes se retorna al pastizal en forma de heces y orina, cuya cantidad es considerable. Las excretas contienen los nutrientes necesarios para las plantas y en las proporciones deseadas.

La ganadería puede jugar un papel importante en el mantenimiento de la fertilidad del suelo. En particular, los sistemas cerrados de granjas mixtas pueden renovar o reponer una fracción sustancial de los nutrientes del suelo y, por consiguiente, reducir la necesidad de aplicar fertilizantes inorgánicos (Siavosh et al. 2009). Según Sadeghian y colaboradores (1999), con la fertilización orgánica de pastos y forrajes se puede lograr a mediano plazo: mejorar las características físicas del suelo (aumento de la capacidad de retención de humedad, promoción de la agregación de las partículas y reducción de la susceptibilidad a la erosión, mejoramiento de la aireación, incremento en la conductividad del agua y disminución de la densidad aparente del suelo, entre otros); mejorar las propiedades químicas del suelo (suministro de elementos esenciales para las plantas, incremento de las reservas nutricionales del suelo y mantenimiento de la uniformidad en la reacción en el suelo) y favorecer la actividad microbiana y el desarrollo de la meso y macrofauna.
La ganadería puede jugar un papel importante en el mantenimiento de la fertilidad del suelo. En particular, los sistemas cerrados de granjas mixtas pueden renovar o reponer una fracción sustancial de los nutrientes del suelo

Manejo sostenible del suelo en pastizales

La utilización de residuos orgánicos como fuente de materia orgánica y de nutrientes hace parte del manejo biológico de la fertilidad del suelo. Es necesario llevar a cabo un análisis fisicoquímico de suelos y determinar el contenido de nutrientes de los abonos orgánicos que se van a aplicar. Así, y conociendo los requerimientos nutricionales del cultivo, se establece la cantidad de fertilizante orgánico que se debe aplicar y, así mismo, reducir el uso de fertilizantes de síntesis química, ya que además de con­tener macronutrientes esenciales para las plantas, los fertilizantes orgánicos pueden proveer muchos micronutrientes esenciales.

Dentro de las recomendaciones generales en el manejo sostenible del suelo están:

-          Integrar sistemas de producción agrícolas y pecuarios.

-          Implementar sistemas silvopastoriles, los cuales permitirán disminuir la dependencia de fertilizantes, reducir la erosión y la compactación del suelo, estimular el ciclo de nutrientes y generar un ambiente más favorable para los animales.

-          Promover la fertilización orgánica de los cultivos, pastos y forrajes.

-          Buscar alternativas productivas diferentes a la ganadería intensiva en zonas de pendientes fuertes. Estas pueden incluir: sistemas de estabulación o semiestabulación de animales, alimentados con forrajes.

-          Analizar periódicamente las características químicas del suelo.

-          Promover el cultivo de especies arbóreas (por ejemplo, maderas finas leguminosas) en forma integrada con la ganadería, con el propósito de: aumentar ingresos, reducir insumos externos, brindar sombrío permanente a los animales, promover el ciclaje de nutrientes, reducir los riesgos de derrumbes y servir de barreras rompevientos.

-          Promover el establecimiento de cercas vivas para la división de potreros y linderos.


Referencias
Echeverri A. & Y.A. Chalarca. 2006. Módulo de pastos y forrajes. Submódulo, manejo y fertilización. Programa de Extensión Solidaria, Dpto. Formación Académica de Haciendas, Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad de Antioquia.

FAO. 2007. Organic agriculture. En http://www.fao.org/docrep/010/y4587e/y4587e00.htm.

Haug R.T. 1993. The practical handbook of compost engineering. Lewis Publishers, Boca Raton, Fla.
Prasad R. & J.F. Power. 1997. Soil fertility management for sustainable agriculture. CRC Press LLC. 356 p.

Sadeghian K., S., J.M. Rivera, M.E. Gómez. 1999. Impacto de la ganadería sobre las características físicas, químicas y biológicas de suelos en los Andes de Colombia. Agroforestería para la producción animal en América Latina. Roma (Italia), FAO. P 123-142. Estudio FAO Producción y Sanidad Animal No. 143.
Siavosh S., J.M. Rivera, M.E. Gómez. 2009. Impacto de sistemas de ganadería sobre las características físicas, químicas y biológicas de suelos en los Andes de Colombia. Conferencia electrónica de la FAO sobre Agroforestería para la Producción Animal en Latinoamérica. En http://www.fao.org/ag/aga/AGAP/FRG/agrofor1/Siavosh6.htm